Fecha de publicación: 18/10/21 a las 11:25. Categorías: Declaración, Feminismo
Última actualización: 18/10/21 a las 12:46
En 2018 irrumpimos como feministas y nos organizamos para iniciar un proceso de lucha en alza con el objetivo de interrumpir la normalidad neoliberal y sus violencias, poniendo nuestras vidas -las de mujeres, niñas y disidencias- al centro del debate político. Nos dijimos entonces que este no era cualquier momento, que estábamos en medio de una crisis global del capitalismo que arremete contra la posibilidad misma de la vida de comunidades, territorios y ecosistemas. Nos tocaba actuar en medio de un vértice histórico entre el derrumbe que auspicia el viraje al fascismo de la derecha neoliberal y las posibilidades que abren los movimientos que aspiramos a ser, en medio de la debacle, una alternativa por la vida.
Hemos sido parte ineludible de una revuelta que tiene historia y memoria, porque para los pueblos no existe hoja en blanco. Nuestras furias y deseos ya anunciaban el sentir de esos millones que desde el 18 de octubre estallaron en cada calle, plaza y estación de Metro para saltar los torniquetes de más de 30 años de una democracia en la medida de lo posible, construida sobre impunidad y precarización. Lo dijimos entonces y lo decimos ahora: no somos lo que éramos antes del 18 de octubre de 2019, este país no volverá a ser el mismo.
Sabemos que no ha sido fácil sostener la organicidad del movimiento social en estos tiempos. Mientras unos pocos se enriquecen, hemos atravesado una pandemia mundial sostenida sobre nuestras vidas, nuestros cuerpos, nuestros trabajos, nuestra salud mental, nuestro tiempo y nuestros ingresos. ¿Cómo nos organizamos sin tiempo y desde el cansancio? ¿Cómo sostener la vida y a la vez los movimientos? Insistimos en la necesidad de hacernos estas preguntas a la vez que buscamos construir respuestas colectivas a cada paso.
Atravesamos también desafíos políticos que en muchos momentos exigen y tensionan la capacidad organizativa que hemos construido hasta ahora. ¿Cómo sostener la magnitud de las tareas que hemos abierto y que marcan el periodo por venir? ¿Cómo seguimos construyendo el desborde popular del proceso constituyente? ¿Cómo sostener la esperanza en medio del terrorismo de Estado, de la prisión política, de la impunidad? Estas son preguntas que nos atraviesan en lo más profundo de una política transformadora que insiste en otra vida, y que tenemos la responsabilidad de responder juntas. Por eso, en este segundo aniversario de la revuelta, nos llamamos a fortalecer nuestros espacios y capacidades organizativas. Es desde la organización que podremos sostener las disputas que no cesan de abrirse; es desde la organización que podremos imaginar, construir y afirmar la alternativa que nos hemos llamado a ser.
Afirmamos la necesidad de una articulación por abajo, desde los sectores en lucha para no subordinar nuestras aspiraciones y alternativas emancipatorias a los márgenes de la continuidad que hoy se nos ofrece, bajo las estrechas formas de representación política de esta democracia tutelada y de una institucionalidad que atraviesa sus últimos estertores. El nuestro, no es un llamado abstracto a la unidad: es un llamado a no delegar el destino de la disputa política que hemos abierto los pueblos y de la que estamos llamadas a hacernos cargo de manera protagónica. Es un llamado a la articulación de los pueblos, movimientos, organizaciones, sindicatos, colectivas, juntas de vecinos, asambleas, ollas comunes, federaciones estudiantiles y de cada espacio que floreció y proliferó hace dos primaveras.
Afirmamos también y una vez más el llamado a la movilización, porque aunque nunca nos hemos ido, ahora volvemos. Volvemos a encontrarnos en las calles, asambleas y plazas, en los lugares de trabajo, en los barrios, en los lugares de estudio; volvemos a encontrarnos con el futuro desde este presente y desde la lucha; volvemos a encontrarnos para seguir caminando juntas por esa vida que nos deben y hacia la que vamos. Exigimos la liberación de cada preso y presa política, exigimos justicia, verdad y reparación por la violación sistemática a los derechos humanos, exigimos la desmilitarización de todos los territorios, exigimos detener la devastación que traen los nuevos proyectos energéticos y mineros que profundizarán el saqueo del agua, exigimos que los responsables políticos salgan de los lugares de poder que ostentan. Reclamamos nuestro derecho a la rebelión. No nos achicaron las calles, no callarán nuestras voces, no detendrán el pulso infrenable de nuestro caminar colectivo.
Nos mueven las furias y dolores que nos atraviesan, nos mueve la impunidad de cada ausencia, encarcelamiento y persecución, nos mueven los deseos y necesidades que compartimos en lo más profundo y que nos permiten reconocernos hoy, una vez más. Abrazamos nuevamente la fuerza destituyente de los pueblos que dijimos NO+ a un Chile de injusticia y desigualdad y afirmamos la potencia constituyente popular, plurinacional y feminista que inunda todos los espacios hacia otros futuros posibles que valgan la pena vivir.
Hoy como ayer, somos +
Fecha de publicación: 26/02/25.
Última actualización: 26/02/25 - 16:56
Fecha de publicación: 26/02/25.
Última actualización: 26/02/25 - 15:07
Fecha de publicación: 23/03/23.
Última actualización: 23/02/25 - 22:14
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